¿Es posible aprender mejor?

Una pequeña digresión a la neurodidáctica

Las citas del filósofo chino Confucio aprecen en muchos ámbitos. Por eso no sorpende mucho que también acerca de la educación se pueda citar una frase famosa suya:

Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí.

Confucio

Basándose en esta cita famosa, la neurodidáctica como ciencia simbiótica entre neurociencia y didáctica, tiene – en mi opinión – una importancia muy grande. Nos enseña cómo aprender mejor y, por ejemplo también, cómo estructurar clases para que los alumnos saquen la información máxima de aquellas.

Al entrar en el aula siempre me enfrento al mismo problema: como mínimo nueve cerebros diferentes están deseando aprender algo nuevo, escuchar información interesante y al final poder decir ‚esta clase sí valió la pena acudir‘. Por consecuencia, las preguntas relevantes parecen ser

  • ¿Cómo diseñar una clase que resulte interesante a nueve cerebros diferentes?
  • ¿Cómo definen estos (mínimo nueve) seres humanos la palabra ‚interesante‘?

Uno ahora puede decir „no importa que no resulte interesante a algunos de los alumnos presentes“ y seguramente tendrá razón teniendo en cuenta un día de instituto completo con 4 hasta 6 asignaturas diferentes en ritmo de 45 o 90 minutos, la sobrecarga de información, los problemas que tienen en su ámbito privado etc. Pero estoy desviándome del tema principal …

De la neurodidáctica aprendemos que „ser interesante“ sí es importante para una clase. El mero hecho de „ser interesante“ genera la posibilidad de aprender algo profundamente. Especialmente el sistema límbico tiene un rol clave en este contexto: en general se puede decir que forma una parte central de nuestro cerebro y – explicándolo de manera muy fácil y reducida – decide si algunas semanas después de una clase somos capaces de recordar las informaciones dadas durante ésa. Asimismo el sistema límbico controla las emociones y es responsable del control de nuestras acciones e impulsos.

Los conocimientos nuevos, por ejemplo adquiridos en las clases, hacen un recorrido bastante largo en nuestro cerebro; no son aprendidos y directamente guardados en la memoria larga. La información que nos llega siempre es controlada y evaluada por procesos inconscientes. Este control lo lleva a cabo el sistema límbico.

Si estos procesos evalúan la información como positiva, la información es guardada más fácilmente en la memoria larga y por consecuencia se puede recordar mejor. Por contraste, informaciones evaluadas como negativas o incluso asociadas con miedo o vergüenza no se pueden memorizar bien.

Para resumir se puede decir que sí es posible aprender mejor siguiendo las ideas de la neurodidáctica. ¿Qué experiencias tenéis vosotros? Dejad un comentario.

Para terminar el artículo os dejo algunas ideas neurodidácticas centrales:

Enlaces de interés y profundización:

(aa)

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